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La incapacitación de una persona mayor: ¿qué hay que hacer para solicitarla?

Incapacitación de una persona mayor

La incapacitación de una persona mayor es un proceso legal destinado a proteger a aquellas personas que, debido a enfermedades o deterioro de sus facultades, no pueden gestionar su vida o su patrimonio de manera adecuada. Este procedimiento garantiza que las decisiones sobre su bienestar y bienes estén en manos de una persona designada por el juez.

A continuación, abordamos en detalle el proceso, los requisitos y las implicaciones legales de la incapacitación, junto con respuestas a las preguntas más comunes sobre este tema.

¿Qué es la incapacitación de una persona mayor?

La incapacitación es un mecanismo legal previsto en el Código Civil español que busca proteger a las personas mayores cuya capacidad de autogobierno está gravemente afectada. Según el artículo 200 del Código Civil, la incapacitación puede ser total o parcial, dependiendo de las necesidades y el grado de autonomía del individuo.

  • Incapacidad total: La persona pierde la capacidad de realizar cualquier acto legal o jurídico por sí misma. Se designa un tutor que asume todas las decisiones.
  • Incapacidad parcial o curatela: La persona mantiene cierta autonomía, pero necesita la asistencia de un curador para actividades específicas, como la gestión del patrimonio.

Este proceso está diseñado para proteger tanto al incapacitado como a su entorno familiar, evitando situaciones de abuso, negligencia o pérdida patrimonial.

¿Cuándo es necesaria la incapacitación de una persona mayor?

La incapacitación de una persona mayor es necesaria cuando sus facultades psíquicas, físicas o emocionales están tan deterioradas que no pueden gestionar adecuadamente su vida o sus bienes. Esto incluye situaciones como:

  • Enfermedades neurodegenerativas: Como el Alzheimer o la demencia.
  • Discapacidades intelectuales: Moderadas o severas, presentes desde la infancia o adquiridas.
  • Trastornos de personalidad o adicciones: Incluyendo ludopatías, psicopatías o drogodependencias.
  • Prodigalidad: Cuando la persona gasta su patrimonio de manera descontrolada y pone en riesgo su estabilidad económica y la de su familia.

Además, en casos de emergencia médica, la Ley 41/2002 permite que un médico autorice tratamientos o procedimientos en representación del paciente si este no puede decidir por sí mismo.

¿Quién puede solicitar la incapacitación de una persona mayor?

El proceso de incapacitación puede ser iniciado por:

  1. Autoridades públicas: Funcionarios o profesionales de servicios sociales están obligados a informar al Ministerio Fiscal si detectan casos de posible incapacidad.
  2. Familiares directos: El cónyuge, los hijos, los ascendientes o los hermanos tienen preferencia.
  3. Ministerio Fiscal: En ausencia de familiares o cuando estos no actúan, el fiscal puede tomar la iniciativa.

¿Cómo iniciar el proceso de incapacitación?

El proceso comienza con la presentación de una demanda de incapacitación en el Juzgado de Primera Instancia correspondiente al domicilio del afectado. Los pasos principales son los siguientes:

1. Preparar la documentación necesaria:

  • Datos personales del incapacitado: Nombre, DNI, certificado de empadronamiento y de nacimiento.
  • Informes médicos: Diagnósticos y peritajes que avalen la incapacidad.
  • Pruebas económicas: Justificación de bienes e ingresos.
  • Datos del tutor propuesto: Identificación y domicilio de la persona designada para asumir la tutela.

2. Presentar la demanda:

Esta debe incluir toda la documentación y las pruebas que respalden la solicitud.

3. Celebrar el juicio:

El juez evaluará las pruebas, escuchará a ambas partes y decidirá si procede la incapacitación.

Que funciones tiene el tutor legal de una persona incapacitada

El tutor legal tiene un papel fundamental en la vida de la persona incapacitada, ya que es responsable de proteger sus derechos, bienestar y patrimonio. Sus funciones pueden variar en función del tipo de incapacidad (total o parcial) decretada por el juez, pero en términos generales, incluyen las siguientes:

1. Cuidado personal del incapacitado

El tutor debe velar por el bienestar físico y emocional del tutelado, asegurándose de que reciba:

  • Atención médica adecuada: Organizar y supervisar citas médicas, tratamientos y terapias necesarias.
  • Cuidados básicos: Garantizar que la persona tenga una vivienda adecuada, una alimentación equilibrada y condiciones de vida dignas.
  • Acompañamiento emocional: Crear un entorno afectivo y seguro que promueva su estabilidad mental y emocional.

2. Gestión y administración del patrimonio

El tutor es el encargado de manejar los bienes y recursos financieros del incapacitado, siempre bajo la supervisión del juez. Esto incluye:

  • Administración de cuentas bancarias: Garantizar que los fondos del tutelado se utilicen de manera adecuada y transparente.
  • Control de ingresos y gastos: Elaborar presupuestos y mantener registros detallados de las transacciones.
  • Preservación del patrimonio: Evitar pérdidas económicas innecesarias y proteger los bienes materiales de posibles abusos o fraudes.

3. Representación legal

El tutor actúa en nombre del incapacitado en cualquier acto jurídico que este no pueda realizar por sí mismo. Por ejemplo:

  • Firmar contratos, autorizar compras importantes o gestionar herencias.
  • Defender los derechos legales del tutelado en procedimientos judiciales, si es necesario.

4. Supervisión judicial

El tutor debe rendir cuentas regularmente al juez sobre las decisiones tomadas, especialmente en lo relacionado con el patrimonio. Este informe incluye:

  • Un detalle de los ingresos y gastos realizados.
  • Las decisiones importantes que hayan afectado al tutelado.
  • Cualquier cambio en la situación personal o económica del incapacitado.

5. Coordinación con otros profesionales

En algunos casos, el tutor trabaja en conjunto con médicos, psicólogos, trabajadores sociales o abogados para garantizar que las necesidades del tutelado sean atendidas integralmente.

Es importante destacar que el tutor debe actuar siempre en beneficio del incapacitado, respetando su dignidad y, en la medida de lo posible, su autonomía.

Tipos de incapacitación

El grado de incapacitación decretado por un juez dependerá de las necesidades específicas del afectado. Existen dos tipos principales: incapacidad parcial e incapacidad total, cada una con características específicas y diferentes niveles de intervención.

1. Incapacidad parcial o curatela

La incapacidad parcial, conocida como curatela, se aplica cuando la persona conserva ciertas capacidades para gestionar su vida, pero requiere apoyo en áreas específicas. Este tipo de incapacidad está diseñado para proteger la autonomía del afectado, mientras se asegura de que reciba la ayuda necesaria en los aspectos que no puede manejar por sí mismo.

Características principales:

  • Apoyo limitado: El curador interviene únicamente en las actividades para las cuales el incapacitado necesita asistencia, como la gestión del patrimonio o la toma de decisiones legales importantes.
  • Mayor autonomía: La persona mantiene su capacidad para realizar tareas cotidianas, siempre que no impliquen riesgos significativos para su bienestar o patrimonio.
  • Rol del curador: El curador actúa como un asistente y consejero, ayudando a la persona a tomar decisiones informadas y a evitar problemas legales o económicos.

Casos comunes:

  • Situaciones de prodigalidad, donde el afectado pone en riesgo su patrimonio debido a decisiones económicas irresponsables.
  • Personas con enfermedades neurodegenerativas en fases iniciales.
  • Individuos con discapacidades intelectuales leves o trastornos de personalidad controlados.

Claro, aquí tienes una versión ampliada de las secciones de «Funciones del tutor legal» y «Tipos de incapacitación», con un mayor nivel de detalle y profundidad:


Funciones del tutor legal

El tutor legal tiene un papel fundamental en la vida de la persona incapacitada, ya que es responsable de proteger sus derechos, bienestar y patrimonio. Sus funciones pueden variar en función del tipo de incapacidad (total o parcial) decretada por el juez, pero en términos generales, incluyen las siguientes:

1. Cuidado personal del incapacitado

El tutor debe velar por el bienestar físico y emocional del tutelado, asegurándose de que reciba:

  • Atención médica adecuada: Organizar y supervisar citas médicas, tratamientos y terapias necesarias.
  • Cuidados básicos: Garantizar que la persona tenga una vivienda adecuada, una alimentación equilibrada y condiciones de vida dignas.
  • Acompañamiento emocional: Crear un entorno afectivo y seguro que promueva su estabilidad mental y emocional.

2. Gestión y administración del patrimonio

El tutor es el encargado de manejar los bienes y recursos financieros del incapacitado, siempre bajo la supervisión del juez. Esto incluye:

  • Administración de cuentas bancarias: Garantizar que los fondos del tutelado se utilicen de manera adecuada y transparente.
  • Control de ingresos y gastos: Elaborar presupuestos y mantener registros detallados de las transacciones.
  • Preservación del patrimonio: Evitar pérdidas económicas innecesarias y proteger los bienes materiales de posibles abusos o fraudes.

3. Representación legal

El tutor actúa en nombre del incapacitado en cualquier acto jurídico que este no pueda realizar por sí mismo. Por ejemplo:

  • Firmar contratos, autorizar compras importantes o gestionar herencias.
  • Defender los derechos legales del tutelado en procedimientos judiciales, si es necesario.

4. Supervisión judicial

El tutor debe rendir cuentas regularmente al juez sobre las decisiones tomadas, especialmente en lo relacionado con el patrimonio. Este informe incluye:

  • Un detalle de los ingresos y gastos realizados.
  • Las decisiones importantes que hayan afectado al tutelado.
  • Cualquier cambio en la situación personal o económica del incapacitado.

5. Coordinación con otros profesionales

En algunos casos, el tutor trabaja en conjunto con médicos, psicólogos, trabajadores sociales o abogados para garantizar que las necesidades del tutelado sean atendidas integralmente.

Es importante destacar que el tutor debe actuar siempre en beneficio del incapacitado, respetando su dignidad y, en la medida de lo posible, su autonomía.


Tipos de incapacitación

El grado de incapacitación decretado por un juez dependerá de las necesidades específicas del afectado. Existen dos tipos principales: incapacidad parcial e incapacidad total, cada una con características específicas y diferentes niveles de intervención.

1. Incapacidad parcial o curatela

La incapacidad parcial, conocida como curatela, se aplica cuando la persona conserva ciertas capacidades para gestionar su vida, pero requiere apoyo en áreas específicas. Este tipo de incapacidad está diseñado para proteger la autonomía del afectado, mientras se asegura de que reciba la ayuda necesaria en los aspectos que no puede manejar por sí mismo.

Características principales:

  • Apoyo limitado: El curador interviene únicamente en las actividades para las cuales el incapacitado necesita asistencia, como la gestión del patrimonio o la toma de decisiones legales importantes.
  • Mayor autonomía: La persona mantiene su capacidad para realizar tareas cotidianas, siempre que no impliquen riesgos significativos para su bienestar o patrimonio.
  • Rol del curador: El curador actúa como un asistente y consejero, ayudando a la persona a tomar decisiones informadas y a evitar problemas legales o económicos.

Casos comunes:

  • Personas con enfermedades neurodegenerativas en fases iniciales.
  • Individuos con discapacidades intelectuales leves o trastornos de personalidad controlados.
  • Situaciones de prodigalidad, donde el afectado pone en riesgo su patrimonio debido a decisiones económicas irresponsables.

2. Incapacidad total o tutela

La incapacidad total, también conocida como tutela, se aplica cuando la persona no puede gestionar ningún aspecto de su vida por sí misma, ya sea por razones físicas, psicológicas o emocionales. En este caso, el tutor asume el control completo de las decisiones y responsabilidades relacionadas con el incapacitado.

Características principales:

  • Pérdida de autonomía: La persona incapacitada no puede tomar decisiones ni realizar actos legales por sí misma.
  • Intervención integral: El tutor se encarga de todos los aspectos de la vida del tutelado, desde su cuidado personal hasta la administración de sus bienes.
  • Designación judicial: El juez nombra al tutor basándose en un orden de preferencia establecido por la ley (cónyuge, descendientes, ascendientes o hermanos).

Casos comunes:

  • Afectados por trastornos mentales crónicos que impiden cualquier nivel de autogestión.
  • Personas con Alzheimer avanzado u otras demencias severas.
  • Individuos con discapacidades intelectuales graves.

Diferencias clave entre curatela y tutela

AspectoCuratelaTutela
Grado de incapacidadParcial, solo en áreas específicas.Total, abarca todos los aspectos.
Autonomía personalConservada en gran medida.Completamente delegada al tutor.
Intervención del juezSupervisión limitada.Supervisión constante y más estricta.

Reformas legales recientes

La legislación sobre discapacidad ha sufrido importantes modificaciones en España, eliminando la antigua figura de la tutela en favor de la curatela. Esta reforma busca respetar la autonomía de las personas discapacitadas, promoviendo medidas de apoyo adaptadas a sus necesidades.