
La tensión baja, o hipotensión, es una condición que se presenta cuando la presión arterial de una persona cae por debajo de los niveles considerados normales. En los adultos mayores, esta situación puede ser particularmente preocupante debido a los riesgos asociados con la caída de la presión arterial, como mareos, desmayos y caídas, que pueden tener consecuencias graves.
En este artículo, veremos qué es la hipotensión, sus causas, síntomas y, lo más importante, las medidas que se pueden tomar para manejarla eficazmente en personas mayores.
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Entendiendo la hipotensión
La presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg) y se presenta en dos números: sistólica y diastólica. La presión sistólica es la presión en las arterias cuando el corazón late, mientras que la presión diastólica es la presión cuando el corazón está en reposo entre latidos.
Una presión arterial normal es generalmente alrededor de 120/80 mmHg. Se considera que una persona tiene hipotensión cuando su presión arterial es inferior a 90/60 mmHg.
Causas de la hipotensión en personas mayores
La hipotensión puede ser causada por diversos factores, especialmente en personas mayores. Algunos de estos factores incluyen:
- Deshidratación: La falta de ingesta adecuada de líquidos puede reducir el volumen sanguíneo, lo que a su vez reduce la presión arterial.
- Medicamentos: Muchos medicamentos comunes entre los adultos mayores, como los diuréticos, betabloqueantes y algunos antidepresivos, pueden causar hipotensión.
- Problemas cardíacos: Enfermedades como la insuficiencia cardíaca, los problemas de válvulas cardíacas y los ritmos cardíacos anormales pueden afectar la capacidad del corazón para bombear sangre adecuadamente.
- Problemas endocrinos: Trastornos como la insuficiencia suprarrenal (enfermedad de Addison) y la hipotiroidismo pueden provocar una presión arterial baja.
- Infecciones graves: Las infecciones severas que entran en el torrente sanguíneo (sepsis) pueden causar una caída drástica de la presión arterial.
- Pérdida de sangre: Las hemorragias internas o externas significativas reducen el volumen sanguíneo, lo que puede llevar a la hipotensión.
- Reposo prolongado en cama: Estar en cama durante largos períodos puede llevar a una disminución de la presión arterial.
Síntomas de la hipotensión
Los síntomas de la hipotensión pueden variar, pero algunos de los más comunes incluyen:
- Mareos o aturdimiento
- Desmayos
- Visión borrosa
- Náuseas
- Fatiga
- Falta de concentración
En los casos más severos, la hipotensión puede llevar al shock, una condición médica de emergencia que requiere atención inmediata.
Medidas para manejar la hipotensión en personas mayores
El manejo de la hipotensión en personas mayores requiere un enfoque multifacético que incluye cambios en el estilo de vida, ajustes en la medicación y, en algunos casos, intervenciones médicas.
A continuación, se presentan algunas estrategias clave:
1. Hidratación adecuada
Mantenerse bien hidratado es crucial para prevenir y tratar la hipotensión. Los adultos mayores deben asegurarse de beber suficiente agua durante el día. En climas cálidos o durante actividades físicas, es especialmente importante aumentar la ingesta de líquidos. Las bebidas deportivas pueden ser útiles en algunos casos, ya que ayudan a reponer los electrolitos perdidos.
2. Dieta equilibrada
Una dieta rica en nutrientes puede ayudar a mantener la presión arterial en niveles saludables. Los alimentos ricos en sal pueden aumentar la presión arterial, pero deben consumirse con moderación y bajo la supervisión de un médico, especialmente si existen otros problemas de salud como la hipertensión o la insuficiencia cardíaca.
Además, los alimentos ricos en potasio, como los plátanos, las naranjas y las espinacas, pueden ayudar a equilibrar los efectos de la sal.
3. Ejercicio regular
El ejercicio moderado y regular puede mejorar la circulación y ayudar a mantener una presión arterial saludable. Actividades como caminar, nadar o practicar yoga pueden ser muy beneficiosas. Es importante que los adultos mayores consulten a su médico antes de comenzar cualquier nuevo régimen de ejercicios para asegurarse de que es seguro para su condición física.
4. Evitar cambios bruscos de posición
Levantarse lentamente después de estar sentado o acostado puede prevenir los episodios de hipotensión ortostática, una forma común de presión arterial baja que ocurre al ponerse de pie rápidamente. Además, es útil sentarse al borde de la cama durante unos minutos antes de levantarse por completo.
5. Ropa de compresión
Las medias de compresión pueden ayudar a mejorar la circulación sanguínea y prevenir la acumulación de sangre en las piernas, lo que puede contribuir a la hipotensión. Estas medias deben ser usadas bajo la guía de un profesional de la salud.
6. Revisión y ajuste de medicamentos
Es fundamental que los adultos mayores revisen regularmente sus medicamentos con su médico. Algunos medicamentos pueden necesitar ajustes o sustituciones si se determina que están contribuyendo a la hipotensión. Nunca se debe cambiar o suspender un medicamento sin consultar primero con un profesional de la salud.
7. Monitoreo regular de la presión arterial
El monitoreo regular de la presión arterial en el hogar puede ayudar a detectar cambios en la presión arterial y permitir intervenciones tempranas. Los dispositivos automáticos para medir la presión arterial son accesibles y fáciles de usar. Es útil llevar un registro de las lecturas y compartirlo con el médico en las visitas de control.
8. Tratamiento de condiciones subyacentes
Tratar las condiciones médicas subyacentes que pueden estar causando la hipotensión es crucial. Esto incluye el manejo adecuado de enfermedades cardíacas, problemas endocrinos y cualquier otra condición médica relevante.
Un enfoque integral y coordinado del cuidado de la salud puede mejorar significativamente la calidad de vida de los adultos mayores.
9. Educación y apoyo
La educación sobre la hipotensión y sus riesgos es fundamental. Los cuidadores y familiares deben estar informados sobre los síntomas y las medidas de prevención para poder proporcionar el apoyo necesario. Los programas de apoyo y los grupos de discusión también pueden ser beneficiosos para compartir experiencias y estrategias efectivas.
10. Consultas médicas regulares
Las consultas médicas regulares permiten un seguimiento adecuado y la detección temprana de cualquier cambio en la salud. Los chequeos frecuentes con el médico pueden ayudar a ajustar el tratamiento según sea necesario y asegurar que cualquier nueva intervención se implemente de manera segura.