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El arte de cuidarse con los años: Cómo incorporar rutinas saludables en el día a día de los mayores

rutinas saludables para cuidarse siendo mayor

Vivir más años no siempre garantiza vivir mejor. Pero incorporar pequeños hábitos saludables en el día a día puede marcar una diferencia enorme en la calidad de vida de las personas mayores. No hace falta cambiar todo de golpe ni seguir dietas imposibles o rutinas inalcanzables. A veces, es tan sencillo como dar un paseo a diario o comer un poco más de fruta.

La buena noticia es que nunca es tarde para empezar. Incluso quienes llevan años con una vida sedentaria o sin hábitos saludables pueden ver mejoras notables con pequeños ajustes. Y si además se cuenta con apoyo, de la familia, de cuidadores o de herramientas como el cheque servicio en Salamanca, ese cambio es aún más fácil y sostenible.

El movimiento como medicina diaria

Uno de los mayores regalos que podemos hacernos a cualquier edad, y especialmente en la vejez, es mantenernos en movimiento. No se trata de hacer deporte de alto impacto, sino de activar el cuerpo con frecuencia, de forma amable y segura.

Dar un paseo cada mañana, subir escaleras en lugar de tomar el ascensor, estirarse un poco al levantarse de la cama… todo eso suma. A menudo se subestima el poder de la actividad física moderada, pero sus beneficios van mucho más allá de la fuerza muscular: mejora el ánimo, regula el sueño, mantiene el cerebro activo y reduce el riesgo de caídas.

Para algunas personas, salir solas a caminar puede generar inseguridad. Por eso, contar con acompañamiento profesional, algo que muchas familias gestionan a través del cheque servicio, facilita este tipo de rutinas y da tranquilidad a todos.

Comer con conciencia (y con placer)

A medida que se cumplen años, el cuerpo cambia. El metabolismo se vuelve más lento, y la digestión puede volverse más sensible. Esto no significa que haya que comer poco o con restricciones severas, sino que conviene adaptar la alimentación para que sea más equilibrada y, sobre todo, más consciente.

Algunas personas mayores dejan de cocinar por falta de ganas o porque ciertas tareas se les vuelven incómodas. Aquí es donde entra en juego el apoyo externo: cuidadores o asistentes domiciliarios pueden ayudar con la compra, la preparación de comidas o simplemente a recordar horarios.

En lugar de imponer reglas estrictas, lo ideal es centrarse en el equilibrio: menos fritos, más verduras. Menos sal, más sabor natural. Un poco más de agua al día, aunque no se tenga sed.

Y no olvidemos que comer bien también es un acto social. Sentarse a la mesa acompañado mejora el apetito y el estado de ánimo. Por eso, quienes trabajan en el cuidado a domicilio muchas veces aportan no sólo asistencia, sino también esa compañía que tanto se valora.

La salud emocional: un pilar invisible pero clave

Muchas veces, cuando hablamos de bienestar en la vejez, pensamos en músculos fuertes o huesos sanos. Pero hay otro aspecto igual de importante: la salud emocional. El estado de ánimo, el sentido de pertenencia, las ganas de seguir aprendiendo o compartiendo… todo eso también cuenta.

A menudo, lo que más desgasta no es el paso del tiempo, sino la sensación de soledad. Por eso es esencial mantener conexiones: llamar por teléfono, visitar a un amigo, sumarse a un grupo de lectura o incluso tener una rutina estable.

Aquí, los cuidadores juegan un papel fundamental. No solo ayudan en lo práctico, sino que muchas veces se convierten en parte del entorno afectivo del mayor. Una conversación diaria, una tarde de paseo o incluso ver juntos una película puede tener un impacto positivo enorme.

Dormir bien: el hábito más olvidado

El sueño cambia con la edad. Es normal que cueste más conciliarlo o que se interrumpa durante la noche. Sin embargo, descansar bien sigue siendo esencial para que el cuerpo y la mente se recuperen.

Pequeños gestos pueden ayudar: mantener horarios regulares, reducir las siestas prolongadas, evitar pantallas antes de dormir o cenar algo ligero. También es útil crear un ambiente tranquilo y cómodo, con una luz tenue y sin ruidos.

Y si aun con todo eso el sueño sigue fallando, conviene hablarlo con un médico. A veces no es insomnio, sino ansiedad, dolor físico o simplemente una rutina desorganizada que afecta al descanso.

Apoyo en casa: el valor del cheque servicio

En muchos hogares, los hijos ya no viven cerca o trabajan largas horas. Las familias quieren cuidar, pero no siempre pueden estar presentes todo el tiempo. En estos casos, contar con ayuda profesional en casa no solo es una solución práctica: es un alivio emocional para todos.

El cheque servicio en Salamanca permite contratar empresas acreditadas que brindan asistencia domiciliaria: ayuda con la higiene, con las comidas, con la medicación, con las tareas del hogar o incluso con el acompañamiento en actividades diarias. Es una ayuda económica destinada a personas en situación de dependencia, y facilita que los mayores puedan seguir viviendo en su entorno habitual con dignidad y apoyo.

No se trata de sustituir el cariño familiar, sino de complementarlo. De dar un respiro. De asegurar que la persona mayor no esté sola ni desatendida, y que sus rutinas saludables se mantengan con constancia.

¿Cómo se solicita esta ayuda?

El proceso es bastante accesible, aunque conviene estar bien informado. Todo comienza solicitando la valoración de dependencia a la Gerencia de Servicios Sociales. Una vez aprobado el grado, se elabora un Plan Individual de Atención (PIA) donde se puede elegir el cheque servicio como opción.

Después, la familia elige una empresa autorizada para prestar los servicios. Y cada mes, la administración transfiere una ayuda económica destinada a sufragar esos cuidados.

Es una herramienta que empodera tanto al mayor como a sus familiares, porque les permite decidir qué tipo de atención quieren y cómo organizarla.

Pequeños gestos, grandes resultados

No hace falta empezar por todo a la vez. A veces, un solo cambio genera un efecto en cadena. Un paseo matutino puede mejorar el apetito. Una comida equilibrada mejora el sueño. Una conversación al final del día levanta el ánimo y da ganas de repetir al día siguiente.

Algunas rutinas que pueden marcar la diferencia:

  • Establecer horarios fijos para las comidas.
  • Hacer una pequeña caminata cada mañana, aunque sea dentro de casa.
  • Llamar a alguien querido sin esperar a una ocasión especial.
  • Escuchar música, leer un poco, o simplemente observar el día desde la ventana.
  • Tener algo que esperar con ilusión, por pequeño que sea.

Envejecer bien es un proceso compartido

Cuidarse no es una meta solitaria. Es un camino que se recorre mejor en compañía. Con ayuda. Con herramientas como el cheque servicio. Con profesionales formados y con familias que acompañan con respeto.

Los años traen desafíos, sí. Pero también pueden traer calma, sabiduría y nuevas formas de disfrutar. Solo hace falta dar el primer paso. Y después, otro. Y otro más.Porque envejecer con bienestar no es un privilegio, es un derecho. Y con el apoyo adecuado, es perfectamente posible.