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¿Cómo pueden combatir la obesidad los mayores?

Cómo pueden combatir la obesidad los mayores

Conviene recordar que la obesidad representa un problema en la actualidad para las personas mayores que trae asociado el riesgo de sufrir enfermedades como la hipertensión o la diabetes y que está relacionada con el estilo de vida y los malos hábitos. Descuidar el peso llegados a estas edades, supone un problema y el objetivo primordial debe ser la prevención.

Las causas de padecer obesidad y sobrepeso pueden llegar a ser diversas y, aunque se asocia con una mala alimentación, el sedentarismo por la menor movilidad o un metabolismo más lento en edades ancianas, lo cierto es que existen otros desencadenantes que afectan al organismo de una persona obesa como pueden ser factores genéticos o ambientales.

Tengamos en cuenta que, con la edad, el peso tiende a aumentar mientras que la masa muscular disminuye. Si analizamos datos, más del 30% de personas mayores de 65 años en nuestro país padecen sobrepeso. El objetivo es adoptar medidas para prevenir la obesidad y cuidar, así, la salud de nuestros mayores.

¿Cómo prevenir la obesidad en las personas mayores?

Para hacerla efectiva dentro de las posibilidades de cada persona, es necesario se lleven a cabo unas pautas que incluyan estas áreas de actuación para mejorar la calidad de vida y con ello conseguir establecer un peso adecuado.

Ejercicio físico: sin duda el ejercicio físico es fuente de salud, ya que proporciona muchos beneficios para el organismo de una persona mayor. Ayuda a regular el peso, evitar ciertas enfermedades, regula el colesterol y el flujo sanguíneo, mantiene la musculatura y articulaciones en buen estado, recupera la movilidad… Realizar ejercicio durante al menos 20 minutos diarios, ya sea un paseo o combinar ejercicios de intensidad moderada o ligeros, son una buena opción para mantenerse activos y en forma.

Alimentación saludable: una dieta equilibrada y sana rica en frutas, verduras, cereales… que contenga todos los nutrientes necesarios para el organismo, es fundamental para evitar el sobrepeso y ciertas enfermedades relacionadas con la mala alimentación en la que abundan el consumo de grasas saturadas o azúcares, tan perjudiciales para el organismo.
Es esencial el consumo de al menos 1,5 litros de agua para mantener la hidratación. En los ancianos, debemos controlar las cantidades de comida, ya que es preferible comer en pequeñas cantidades varias veces al día que darse el atracón de una vez. De este modo su digestión será mejor y su salud en general, también.

Revisiones médicas: imprescindible que, además de tomar en cuenta los puntos anteriores, llevemos un control mediante las visitas a nuestro médico de cabecera para que realice un seguimiento de la masa corporal, peso y aplique aquellas medidas que considere para ayudar a reducir el sobrepeso en el adulto mayor. Del mismo modo, podemos acudir a un nutricionista para que evalúe el estado de la persona mayor y realice un seguimiento.

¿Qué riesgo implica la obesidad en ancianos?

La obesidad puede implicar riesgos graves en la salud de las personas mayores si no se ponen medios, entre ellos sufrir enfermedades crónicas. A partir del tejido graso adiposo existe un riesgo alto cardiovascular.

– Enfermedades cardiovasculares como cardiopatías o accidentes cerebro vasculares.
– Diabetes mellitus que se ha desarrollado a tales niveles a nivel global que es una de las enfermedades que más afecta a las personas mayores.
– Hipertensión arterial: La bajada de peso, la presión arterial y el índice de masa corporal están muy relacionados. La reducción de peso disminuye las cifras de tensión arterial y aquí influye la actividad física y una dieta equilibrada.
– Elevados índices de colesterol y de los triglicéridos: quienes tienen riesgo cardiovascular poseen mayores problemas cardiovasculares como infartos, ante la presencia de triglicéridos altos y elevado colesterol en sangre.
– Enfermedades del aparato locomotor entre las que podemos destacar la artrosis o algunos tipos de cánceres, ya que se ha comprobado que la obesidad aumenta el riesgo de padecer cáncer por el aumento de los niveles de insulina, la inflamación crónica de nivel bajo y las cantidades más elevadas de estrógenos.
– El hígado se vuelve más graso.
– Apnea del sueño: se produce cuando existe una falta de oxígeno y se respira con pausas durante la noche que provoca somnolencia durante el día.
– Insuficiencia venosa crónica: es una afección que se da por el mal funcionamiento de las válvulas en las venas, provocando edemas en los miembros inferiores y varices.
– Artrosis en articulaciones: la sobrecarga y el esfuerzo que provoca la obesidad hace que las articulaciones sufran un mayor desgaste.
– Dificultad para moverse: las personas mayores que padecen obesidad tienen menos fuerza y menor cantidad de tejido muscular para mover su cuerpo, lo que se traduce en menor movilidad o movilidad nula que se le conoce como obesidad sarcopénica.

Y todo este conjunto de alteraciones en el organismo causadas por el sobrepeso origina la aparición de otro tipo de enfermedades que condicionan la calidad de vida del anciano.

Cuando hablamos de obesidad o sobrepeso, utilizamos indistintamente un término u otro, pero, ¿son en realidad lo mismo? ¿En qué se diferencian?

¿Obesidad o sobrepeso?

Tanto la obesidad como el sobrepeso en una persona se relacionan con un peso superior al que debería tener esa persona en cuestión. Cuando hablamos de obesidad, hablamos de una enfermedad crónica que se caracterizada por el aumento de grasa corporal, asociada a mayor riesgo para la salud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).  La clasificación actual de la obesidad se basa en el IMC (Índice de Masa Corporal, considera que aquellas personas cuyo IMC sea igual o superior a 30 Kg/m2 padecen obesidad.

Sin embargo, una persona con sobrepeso, muestra un IMC igual o superior a 25 con riesgo de desarrollar obesidad. El sobrepeso generalmente se debe a la grasa corporal adicional, sin embargo, puede deberse al exceso de músculo, hueso o agua. Por lo tanto, a mayor acumulación de grasa, mayor riesgo para la salud en general.

Si atendemos al IMC la obesidad se divide en 4 grados:

– Grado 1: en la obesidad de tipo 1, la persona tiene un riesgo bajo y su IMC se sitúa entre 30 y 35.
– Grado 2. presenta un riesgo es moderado cuyo IMC está entre 35 y 39,9.
– Grado 3. se le conoce como obesidad mórbida cuando el IMC se sitúa entre 40 y 40,9. En estos casos, será necesario ayuda médica para valorar una intervención de reducción de estómago.
– Grado 4: un IMC superior a 50, hablamos de obesidad extrema.

Podemos hablar de epidemia cuando nos referimos a la obesidad o sobrepeso según los datos alcanzado en Europa, donde casi el 60% de los adultos presentan exceso de peso, siguiendo al alza en los próximos años si no se ponen los medios necesarios. Como hemos señalado anteriormente, los kilos de más se relacionan con múltiples enfermedades, como el desarrollo del cáncer de mama, colon, riñón o páncreas, entre otros.

El tratamiento precoz de la obesidad es sumamente importante por las consecuencias negativas que pueda tener en el futuro. Se habla del aumento de la obesidad infantil en cifras alarmantes que se puede prevenir con un cambio en las pautas de alimentación a largo plazo para la disminución del peso, además de promover el ejercicio físico y reducir las actividades pasivas.