En verano es importante que las personas mayores lleven una dieta saludable y adaptada a las altas temperaturas y el calor que hace sea diferente a lo que puedan comer en invierno u otra época del año. Estas variables, condicionan la ingesta de nutrientes y sus necesidades energéticas por lo que, su organismo necesita menos alimentos calóricos.
Sin embargo, una dieta sana y equilibrada en verano no implica tener que consumir menos alimentos, sino adaptarlos. En este caso, es conveniente añadir a la dieta del adulto mayor, alimentos que contengan más líquidos para mantener la correcta hidratación, alimentos ricos en vitaminas y minerales y aquellos platos fríos propios de la época estival.
En los meses más calurosos, las frutas, verduras y hortalizas son una buena opción para incluir como principales en sus dietas, acompañadas de sopas frías, zumos, ensaladas… y por supuesto agua, mucha agua. Debemos evitar los alimentos muy calóricos, especialmente los ricos en grasas saturadas como las carnes grasas, los embutidos, los quesos curados y la leche entera.
En mSoluciona Salamanca, os proponemos varias ideas de platos saludables para los mayores en verano. Fáciles de preparar y muy nutritivos a la vez que refrescantes, con una combinación de alimentos saludables y de temporada que aporten los nutrientes necesarios para su organismo.
Platos saludables para los mayores en verano
- Platos de cuchara, cremas frías: Los platos de cuchara para los meses más calurosos deben realizarse en forma de sopas o cremas frías, dejando a un lado los guisos y pucheros de la temporada invernal. Un plato de cuchara es muy cómodo para los mayores a la hora de comerlo, ya que no implica masticar mucho y se digiere fácilmente. Así, podemos optar por una crema fría de calabacín, vichyssoise, ajoblanco o uno de los platos estrella del verano: el gazpacho. Todos ellos, además de ser refrescantes, aportan los nutrientes necesarios para su salud.
- Gazpacho: si hay un plato de cuchara por excelencia ese es el gazpacho en todas sus variedades. Una sopa fría tradicional a base de tomate además de contener otro tipo de hortalizas como pueden ser el pepino, ajo, pimiento o cebolla. Un plato rico, de textura fina, que también podemos elaborarlo a base de fruta como puede ser el de melón o sandía.
- Ensaladas variadas: las ensaladas son uno de los platos que más posibilidades ofrece por su variedad de ingredientes. Una de las más comunes es la de tomate, un producto de temporada que aporta numerosos beneficios a la salud de los mayores: mejora la circulación, cuida la piel, es un potente antioxidante y evita el estreñimiento entre otras. Elijas la variedad que elijas enriquece cualquier receta y ensalada.
- Brocheta o macedonia de frutas: como postre, es una forma sencilla y fácil de introducir la fruta en la dieta veraniega, es hacerlo con una mezcla de varias piezas bien cortadas y que los mayores agradecerán. La fruta, además de aportar vitaminas y antioxidantes al organismo, ayuda a reponer líquidos y refresca el cuerpo, pero no debemos abusar de ellas, ya que contienen azúcares. Con la porción adecuada, es más que suficiente para añadir a la dieta de la persona mayor. Además, si esta presenta problemas en su ingesta, se puede triturar obteniendo una crema suave y fácil de tragar.
También debemos tener en cuenta que en el verano aumenta el riesgo de intoxicaciones alimentarias, por eso es imprescindible lavar bien y conservar los alimentos. Debemos consumir y proporcionar a nuestros mayores, alimentos bien conservados, envasados o cocinados, teniendo especial cuidado con las salsas, mahonesas y tomar agua embotellada.
La comida es una parte esencial en el trabajo del cuidador para que el mayor mantenga una dieta sana y saludable, también en verano, y que cumpla sus necesidades alimentarias. Un plan de alimentación equilibrado en el que no falten ningún grupo de nutrientes y en el que el aporte de líquido sea suficiente para que no sufra deshidratación como consecuencia de las altas temperaturas.
Los alimentos deben estar bien escogidos para que no repercutan de manera negativa en la salud del mayor. Estos deben ser ricos en agua, vitaminas, sales minerales y fibra, para compensar la transpiración corporal y asegurar una diuresis normal. Las proteínas también deben de tener su hueco en la dieta de los mayores, que pueden ser en forma de ensaladas de pasta y arroz, pescado o huevos rellenos por poner un ejemplo.
Y como hemos señalado anteriormente, el agua es fundamental. Los niveles de hidratación deben estar en 2 litros diarios de líquido, repartidos no sólo en agua, sino en otros como zumos o batidos y las frutas y verduras que contienen líquido.
Problemas que pueden surgir en la alimentación del anciano
Sufrir deshidratación, golpes de calor o infecciones alimenticias suelen ser más frecuentes en la época estival que, unidas a otras propias del envejecimiento, hacen que puedan tener mayores complicaciones a la hora de comer.
– La pérdida paulatina del gusto y el olfato alteran la percepción de los sabores de los alimentos.
– La falta de piezas dentales origina mayores problemas a la hora de masticar, además disminuye la producción de saliva por lo que la boca está más seca.
– Disminuye la masa corporal y la densidad ósea, lo que deriva en otras afecciones como diabetes, tiroides…
– Trastornos como la diarrea como consecuencia de una menor e irregular función gastrointestinal.