La depresión es una de las principales causas que merman la salud de las personas mayores de 65 años y debilitan su calidad de vida. Según estudios una cuarta parte de estas sufren o han sufrido este trastorno que suele ser frecuente entre personas de este grupo de edad. Sentirse deprimido de vez en cuando es algo normal, pero si estos sentimientos duran más tiempo de lo normal es posible que la persona mayor sufra depresión, un trastorno grave del estado de ánimo que es necesario tratar para poder ayudar a quienes la padecen o prevenirla.
Para ello, es fundamental conocer los síntomas posibles que indican que algo no está bien e indicar que el adulto mayor puede estar en riesgo de sufrir este trastorno. Sin embargo, en muchas ocasiones no es fácil detectarla pues además de ocultar que les pasa y no hablar abiertamente de sus sentimientos, no siempre se identifica la tristeza como síntoma principal y puede ser un conjunto de síntomas de otras enfermedades que puedan padecer.
La depresión en ancianos es una enfermedad que afecta a más de 350 millones de personas en todo el mundo y, junto a la demencia, la enfermedad mental más frecuente en este grupo de edad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la vejez es el período de la vida en el cual las funciones mentales y físicas son cada vez más limitadas en comparación con períodos anteriores.
Estar triste no forma parte del envejecimiento normal y detectar la depresión en ancianos no siempre es fácil ya que puede presentarse de diferentes formas. Además, puede complicar el tratamiento de otras enfermedades y viceversa, por lo que es difícil tratarla y detectarla sin ayuda especializada.
El 13 de enero se conmemora del Día de la Lucha Contra la Depresión, un momento para recordar lo importante de esta enfermedad en la población, un trastorno invisible en muchas ocasiones y que también puede afectar de manera notable a las personas mayores.
La depresión afecta a los ancianos tanto en el plano físico como mental, en su manera de sentir y pensar, provocando un bajo estado de ánimo, merma la sensación de tristeza, ansiedad, insomnio, pérdida del apetito y aislamiento. Para conseguir un buen estado de salud y mejorar la calidad de vida de estas personas, es recomendable seguir unas pautas para aminorar o prevenir los efectos de la depresión. Veamos cuáles:
¿Cómo podemos prevenir la depresión en ancianos?
- Evitar la soledad: las relaciones personales tanto familiares como de amistad, son fundamentales para que el anciano no se sienta solo y aislado. Y es que, la soledad es la causa principal de la depresión. Pensemos que muchos de los mayores, viven solos y han perdido a su cónyuge o personas muy allegadas. Hacer que no pasen mucho tiempo aislados, visitarles a menudo y compartir tiempo con ellos son un buen antídoto contra la soledad.
- Realizar ejercicio físico: las actividades deportivas son beneficiosas para la salud física, pero también para la salud mental. Salir a caminar, realizar ciertos ejercicios al aire libre o acudir a un gimnasio, reportan muchos beneficios a los ancianos. Además, comparten la actividad con otras personas.
- Dieta saludable: sin duda, somos lo que comemos. La alimentación en los ancianos es importante para regular la salud a nivel físico, pero también mental. Una dieta que aporte todos los nutrientes necesarios, rica en vitaminas, proteínas, antioxidantes… mejorará su estado de salud a todos los niveles.
- Mantener la mente activa: estimular el cerebro, al igual que hacemos con el cuerpo, es vital para mantener una mente sana y en buen funcionamiento. Las actividades cognitivas son tan importantes como la actividad física ya que, además de entretener, se encargan de entrenar la memoria y otras habilidades como la atención o la comprensión.
- Actividades de ocio: nada como dedicar tiempo a aquellas actividades que le gusten y les hagan disfrutar. Es aconsejable que la persona mayor participe, ya sea de manera individual o en grupo, de algunas actividades que organizan en centros día u otros organismos. Bien sea un taller de costura, baile… u otro tipo de propuestas pensadas para los mayores que estimulen sus emociones y la mente, además de proporcionarles bienestar.
- Si añadimos otro factor importante para evitar la depresión en ancianos, no nos podemos olvidar de la risa. Se ha demostrado que reír libera al organismo de energía negativa y provoca una segregación de endorfinas, cuyos efectos actúan directamente contra la depresión y el estado de ánimo. Además, refuerza el sistema inmunológico y reduce la presión arterial.
Síntomas de depresión en adultos mayores
A menudo, la depresión en ancianos no se diagnostica y no se trata, tal y como dicen nuestros profesionales de nuestra empresa de ayuda a domicilio en Salamanca. Una persona mayor es reticente a buscar ayuda y, puede ocurrir, que su “desgana” sea consecuencia de otra cosa. Los síntomas de la enfermedad pueden ser diferentes en unas personas u otras, pero presentan unos rasgos comunes.
- Cambios de personalidad y de conducta.
- problemas de memoria, despistes.
- Dolores físicos.
- Fatiga, pérdida del apetito, problemas del sueño.
- Aislamiento.
- Pérdida e interés por hacer cosas, salir.
- Aburrimiento y fatiga.
- Pensamientos negativos.
Ante cualquiera de estos indicios consulte con un especialista que valore al anciano y le asigne el tratamiento más adecuado.
Existen algunos factores que pueden aumentar el riesgo de que las personas mayores desarrollen depresión, como puede suceder en otras personas que experimentan un cambio importante en su vida, las personas mayores también están expuestas a sufrir la enfermedad y algunas tienen más probabilidades que otras, como es el caso de las mujeres, aquellas personas que no tienen familiares o amigos cercanos o las personas que padecen enfermedades importantes o dolor crónico.
¿Cuáles son los factores de riesgo de la depresión?
Cuando una persona mayor sufre depresión, son muchos los factores que desencadenan este estado que afectan al ánimo. Un acontecimiento importante como la muerte de un familiar cercano o cónyuge, la propia jubilación, la soledad, el estrés y ansiedad, padecer una enfermedad grave… son algunos factores de riesgo que pueden deprimir al adulto mayor.
Sin embargo, existen otros que pueden estar relacionados con este trastorno, pero no necesariamente tienen por qué causarlo:
- Antecedentes familiares de depresión.
- Aislamiento social.
- Problemas para dormir.
- Falta de ejercicio físico.
- Limitaciones funcionales que limitan su día a día.
- Adicciones como el alcohol o drogas.
Actualmente, tenemos que recalcar que el aislamiento social y la soledad están asociados a altas tasas de depresión. Después de vivir un momento como el aislamiento por pandemia, han surgido muchas preguntas acerca de la soledad en los mayores. Son muchas las personas de edad que viven solas y para las que el encierro forzado ha supuesto preguntarnos que vías se pueden tomar para paliar la tan difícil soledad para las personas mayores.
¿Qué podemos hacer?
En casa, podemos llevar a cabo una serie de pautas para tratar de “animar” a una persona mayor que pueda padecer depresión y evadir así, pensamientos negativos.
A menudo, cuando una persona está triste, tratamos de que piense en cosas positivas y se olvide de aquello que le anda rondando la cabeza. Es contraproducente, ya que haremos sentirle peor. Debemos respetar su pensamiento y su estado sin presionar, le acompañaremos si necesita de nosotros. Lo importante es que demos espacio para que pueda comunicarse con nosotros, expresarse y que pueda sentirse mejor.
Tampoco debemos forzarles a hacer cosas que no quieren hacer. Si la persona mayor necesita tiempo para realizar aquellas actividades o tareas que pudiera hacer, se lo debemos dar. Focalicemos en aquello que le pueda gustar e intentar fomentar el diálogo y comprensión al respecto, proporcionándole tranquilidad y poder sugerir la forma de hacerlo en algún momento cuando se sienta mejor.
Y, sobre todo, tener paciencia y comprender el momento en el que se encuentra el anciano. Poco a poco la situación revertirá y el pronóstico mejorará con apoyo. Si es necesario el de un profesional, también.
¿Cómo tratar la depresión en la vejez?
Para tratar la depresión en personas mayores se debe acudir a los distintos tratamientos médicos, la ayuda de un profesional especializado o la combinación de ambos. Bien es cierto que, en muchas ocasiones, al utilizar medicamentos para tratar la depresión podrían no ser una buena opción por la combinación con otros que toman para determinados problemas de salud, pudiendo tener efectos adversos. Entonces, ¿cuál es la mejor opción?
En estos casos, consultar con un especialista que valore al adulto mayor y le asigne el tratamiento más adecuado según su caso. Si la opción es tratar con medicación, es necesario esté supervisado por su cuidador u otra persona que le ayude a tomarlos adecuadamente. En caso de beneficiarse de terapia con un profesional, deberá seguir las pautas que le marque. Este último caso, suele ser más complicado con ciertos adultos mayores que, por la edad u otro tipo de cambios propios de esta, no asimilan la terapia como puede hacerlo una persona más joven.
La salud mental y emocional forman parte del bienestar de una persona tanto o más que cualquier malestar físico. Debemos considerar importantes los cambios en el comportamiento y actitud del anciano, pues detrás de eso, podría haber más que un simple momento de ira, desgana o tristeza puntual y tratarse de la silenciosa depresión. Vigilemos de cerca los síntomas más leves y actuemos en consecuencia ante los primeros indicios, pues más vale prevenir, que curar.
Si cree que la persona a la que cuida puede estar pasando por un proceso depresivo, obsérvelo, la depresión se manifiesta de forma diferente a los sentimientos normales de tristeza. Póngase en contacto con las personas adecuadas para conocer más a fondo que le está pasando al afectado.
Puede ser un largo camino, pero siempre hay luz al final del túnel.